martes, 12 de marzo de 2013

Tequila

Fotografía de Pavel Krukov


Cambio un tequila por un te quiero,
que arañe mi garganta con cada letra,
que se agarre a mis costuras
y las cicatrice con su calor.

Cambio un tequila por un te quiero,
al que le siga otro y después otro,
hasta estar ebria de fuego
y resacosa de noches sin dormir.

Cambio un tequila por un te quiero,
reposado, caliente y de un trago,
sin aditivos ni rituales absurdos,
sin balbuceos, a morro de la botella.


The Champs, 'Tequila'


*NAG 2013


11 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Muchas gracias por pasarte y opinar, principessa! :)

      Eliminar
    2. Interesante sitio.

      Un beso muy muy grande!

      Eliminar
    3. Muchas gracias Bo! Pasa cuando quieras, es tu casa :)

      Eliminar
    4. Muchas gracias Bo! Pasa cuando quieras, es tu casa :)

      Eliminar
  2. Natalia, tienes que utilizar FB y TWT como altavoces de este blog. Merece mucho la pena que la gente pueda disfrutar de tu trabajo. Es genial.
    Un beso grande.
    Óscar

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias, Óscar! Viniendo de ti es todo un honor :)
      Besos

      Eliminar
  3. realmente me gusta lo que escribes, muy buenos tus textos, francisco

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias, Francisco! Tenía un poco olvidado el blog, así que tu visita y tus palabras han sido, además de una grata sorpresa, una señal de que tengo que retomarlo. Gracias otra vez! :)

      Eliminar
  4. te dejo este texto, perdón, francisco

    XX914


    A VECES LA QUIETUD


    a veces la quietud es una caída libre, vertiginosa
    sin margaritas ni dalias
    sin donde asirse
    sin anestesia ni nada

    sólo una caída a un sin fondo que te paraliza y crees
    y crees que estás quieto
    como sentirte muerto
    a sabiendas que respiras

    a veces en esa quietud…
    como agarrándote de un madero en medio del océano
    porque te hundes, para salvarte
    sueltas tus pájaros y escribes

    pero con tristeza los ver caer uno por uno
    como moldes de seco barro
    y se te destrozan frente a tus ojos perplejos
    y nada puedes hacer, ni gritar siquiera

    sólo aceptar amargamente que estás quieto
    tremendamente quieto
    y esperas, quizás, algún indicio
    un algo que te quite del estupor

    y puedas hacer un gesto
    dar un paso
    desencajar el alma
    o soltar, aunque sea, un mísero sonido

    a veces la quietud, decía, es una tumba helada
    donde el naufragio es inminente y se delata
    en frente a esa quietud, a veces, hay que disparar tu mejor cañón
    con balas de plomo, no con salvas… y estallarse de ser necesario!

    __________________________________________________________________francisco

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bonito poema, he estado en esa quietud muchas veces. Gracias por compartirlo aquí! :)

      Eliminar